Concurso Serviocio

Esta ha sido la fotografía escogida por el jurado del certamen fotográfico como la mejor de las instalaciones deportivas de la universidad. La recompensa; 30 euros en material deportivo y un abono mensual gratuito.
Y todo por jugarme la vida haciendo fotos en el Alfredo diStefano, violando la intimidad de algún que otro profesor impertinente y narcisista para el cual la importancia de lo "físico" radica más en las pesas que en sus propias explicaciones,...ejeem.. o sudando la gota gorda en la piscina (no se si aprovecharé el abono nadando en un agua a temperatura de sauna,jeje) En la foto se ve a un nadador anónimo que se había dejado las chanclas en el borde de la piscina. Puedo asegurar que no estaba preparada de antemano. Deberíais haber visto las pintas que tenía con unos patucos de plástico azul arrodillado sobre el suelo mojado para sacar la foto (y como llegaron los pantalones al piso)...que por cierto, esta algo desenfocada por la difícil postura.

La lástima es que el primer premio global, dotado con la nada desdeñable cifra de 600 € ha ido a parar a Vigo creo recordar, por una foto con una delicada composición en blanco y negro en la que una modelo de piernas infinitas posaba para la cámara. Con esto no pretendo infravalorar la obra ganadora, excelente sin duda, ya que algunas de las mejores instantáneas han sido cocinadas a fuego lento con premeditación y alevosía. Pregunten si no a Joe Rosenthal o a Robert Doisneau.
Solamente quiero decir que el año que viene gano seguro. Presentaré a concurso una sesión de fotos de Belinda en el vestuario de las tías.mmmm...jjeje!!

Por cierto, Joe es el autor de la famosa fotografía del levantamiento de la bandera norteamericana en Iwo Jima, emulada con detalle en la penúltima producción de Clint.
Y de Doisneau ahí va una perla sobre la que existe una leyenda falsa por la cual el fotógrafo disparó el obturador y casualmente salió la pareja besándose. En realidad eran dos modelos contratados que estuvieron dándose el lote un buen rato por cortesía del autor, ya que se necesitaron bastantes disparos para conseguir captar la imagen que quería Robert.